El tiempo es el recurso más escaso y necesario que tenemos hoy.
Podemos ser más productivos que cualquier otra generación en la historia ya que disponemos de información, herramientas, tecnología, Inteligencia Artificial, etc.… sin embargo, el contexto actual no facilita que seamos efectivos.
Vivimos en un entorno complejo, frenético, estresante, que nos lleva a estar activos en todo momento, recibiendo gran cantidad de información, atendiendo a distintas tareas a la vez, y con la sensación de dispersión
y de que todo es urgente.
Y acabamos así el día pensando incluso que podíamos haber sido más eficientes.
En el día a día, muchos profesionales y ejecutivos nos comentan que las principales habilidades que desean mejorar son la gestión del tiempo y la gestión del estrés, con el fin de ganar tiempo para lo que de verdad es importante, mejorar el impacto en sus equipos y en definitiva, en los resultados.
Son desafíos con los que nos encontramos sea cual sea nuestra profesión.
Pero ¿cómo ser más productivos? Conocemos bien la teoría: tener claros los objetivos, priorizar, planificar, distinguir lo urgente de lo importante,
delegar…y sin embargo no lo aplicamos.
Una clave está en revisar la idea preconcebida de que podemos gestionar el tiempo. Todos disponemos de 24 horas, no podemos ampliarlas, así que lo que realmente podemos gestionar es: nuestra energía, atención, concentración, inercias, motivaciones, pensamientos, prioridades, interrupciones… aspectos muchas veces inconscientes que entorpecen nuestra eficiencia.
Otra clave es ser conscientes de cuánto tiempo destinamos a pensar en lo que de verdad es importante para nosotros. Parece que “el que está siempre ocupado” es una persona de éxito o reconocida por la sociedad. ¿De verdad crees que es así? ¿De verdad crees que por ir corriendo a todos los sitios pensando no en lo que estás haciendo, sino en lo que aún te queda por hacer,
lleva a una vida satisfactoria?
Para no perder el rumbo de tus prioridades, es conveniente ser consciente de cómo estás actuando.
Desde la disciplina del mindfulness tomar conciencia de nuestras acciones es ya un gran paso. ¿Por qué?
Porque nos hace ser observadores
y no reaccionar frente a todo apremiados por las urgencias.
Estar presente en lo que estás haciendo en cada momento te coloca ‘en el aquí y en el ahora’ sin llevar tu mente al pasado ni al futuro.
Desde la actuación consciente de cómo queremos vivir,
creamos una vida más plena.
¿Eres consciente de cuántas horas dedicas a lo importante?
¿Estás siempre realizando tareas urgentes? ¿Sabes delegar?,
o bien ¿cuántas veces sigues haciendo algo que no es acorde
con lo que para ti es prioritario, suponiéndote además una gran carga emocional?
Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante. (Stephen Covey)
Es cuestión de autoconocimiento, de encontrar nuestro método personal de organización y de autoliderazgo.
En definitiva, de hacer un “stop and think”
para gestionarnos mejor a nosotros mismos.
Ello implica elegir con conciencia dónde invertir nuestro tiempo y energía,
hacer un seguimiento y replanificar para estar enfocados en la dirección adecuada, ser realmente eficientes y ganar calidad de vida.
No es simple, pero merece la pena.
“El tiempo vuela…y nosotros somos sus pilotos”
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