Si le das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada.
Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida”.
La delegación es una competencia clave del Management para gestionar mejor el tiempo de los directivos y a la vez, desarrollar a sus colaboradores.
Delegar es, en pocas palabras, comunicar.
Un ejecutivo me comentaba en un proceso de Coaching: “sé que tengo que delegar más porque ahora me encuentro desbordado, con una sobrecarga importante de trabajo, acabo el día agotado…”
A lo largo del proceso, acaba verbalizando las razones que le impiden cambiar: “por sentirme útil, imprescindible, sin mí no lo van a hacer bien ó como yo quiero… y en el fondo sé que no es verdad…”
En este caso, el principal obstáculo para delegar es el propio manager.
En el momento que comprende los verdaderos motivos que le llevan a infrautilizar esta herramienta de gestión, puede entonces reconsiderar sus criterios y liderar de un modo más eficaz.
Aunque no es fácil, es importante desarrollar la delegación ya que tiene importantes ventajas para el equipo: por ej. asumir nuevos retos, mayor implicación, desarrollo de las capacidades, mayor autoestima y motivación.
Delegar funciona si tu equipo funciona.
Y supone detenerse, reflexionar, planificar y elegir.
No obstante, hay que distinguir entre delegar y abdicar.
El directivo delega la autoridad pero la responsabilidad sigue siendo suya.
Delegar eficazmente implica definir bien el contexto:
los objetivos, las actividades a delegar, los medios, los plazos de tiempo,
las prioridades, las personas adecuadas
y establecer mecanismos de seguimiento y comprobación de resultados.
Y si el resultado no es el esperado, es preciso preguntarse qué faltó en la definición del contexto, porque se trata de un proceso de mejora contínua.
Comments